volvamos a la pintura



Un buen sitio para volver es Granada, sin duda. El asunto está tomado de algún rincón del Generalife y ha visto versiones variadas a lo largo de los años. Pero todas sobre el mismo soporte (si se mira por detrás se evidencia el paso de los años). No se si la foto es muy mala o si realmente la tela tiene ese aspecto de veladura lechosa. Retomar una tela, que has considerado acabada en algún momento, y proporcionarle un nuevo acabado es ejercicio habitual, al menos en mi estudio. Ocurre con el espacio pictórico algo similar a lo que pasa con el espacio que utilizas para pintar (que también podría definirse como espacio pictórico ¿no?). Cada cierto tiempo cambia de aspecto. Creo que hay quien piensa que cada ser tiene un espacio en el que se encuentra bien. Recuerdo haber oído, o haber soñado a alguien explicando que los árboles que crecen torcidos es porque no se encuentran a gusto con el sitio por el que deben crecer rectos. Los pintores debemos de tener difícil eso del espacio adecuado. Al menos a mí me cuesta mantener el dedicado al trabajo con un aspecto uniforme. Pese a lo que a mis hijos les aterra lo rodenado que tengo, según ellos, el estudio. Para los gustos los colores. Y para los colores, Granada.

Navidad

Una mesa para el día de navidad. Dieciocho comensales, crecientes en volumen año a año, pero que todavía cabemos en el comedor; ciento treinta canapés, a los que se añaden fiambres variados dispuestos a desaparecer en unos pocos minutos, mayormente a dientes de los más jóvenes pese al esfuerzo de algunos de los mayores.
(La mañana del día 25 se ha convertido, en el conjunto del año, en uno de los momentos en que puedo sentirme cocinillas, pinche, en todo caso, a las órdenes de la superioridad, claro... aunque siempre queda algún resquicio para la creatividad. Este año, por ejemplo, cazueleta de hojaldre con fondo de crema de roquefort y picada de oliva, pepinillo y langostino. No estaba mal del todo para ser producto del "rebañe" de algunos recipientes...)
Luego el resto de la comida y finalmente los regalos del amigo invisible que adquiere visibilidad sin demasiado trabajo. Los más pequeños van cayendo tras las sorpresas y los adolescentes, que ya no volverán a cumplir los veintimuchos pero que se niegan unánimemente a abandonar ese periodo de carencias, se van de cafés y de lo que caiga.
Hasta el año que viene si dios quiere.

Martín Coronas, pintor

Ángel Azpeitia, mi director de tesis, y Pilar Bolea, Vicerrectora del Campus de Huesca, me acompañaron en la presentación del libro Martín Coronas, pintor, en el Museo de Huesca

Tesis, por fin

Por fin se ha editado el resumen de la tesis doctoral que defendí en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. Se presentó en el Museo de Huesca el pasado jueves y tuve la suerte de que el mantenedor fuera mi director de tesis, el doctor Azpeitia. Este es el artículo que ha publicado la edición digital del Diario del Alto Aragón. En la edición impresa de hoy se dice que es el primer libro que firmo como autor.
En realidad comenté en la rueda de prensa que me había hecho gracia la firma de un contrato en el que aparecía como autor y no como editor (que es lo suelo hacer como director del IEA). Me refería que era el primer libro que publicaba con un contrato de por medio, claro.

VIVIÓ ENTRE LOS SIGLOS XIX Y XX

Fernado Alvira recoge en un libro la obra del pintor Martín Coronas
El volumen, que resume su tesis doctoral, se presentó ayer en Huesca


A finales de los años 80, el actual director del Instituto de Estudios Altoaragoneses y decano de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de Huesca, Fernando Alvira Banzo, comenzó a estudiar los pintores altoaragoneses que vivieron a caballo entre los siglos XIX y XX, como León Abadías, Félix Lafuente y el jesuita Martín Coronas. Este encargo de la Diputación de Huesca supuso el punto de partida para una tesis doctoral, cuyo resumen recoge el libro “Martín Coronas, pintor”, presentado ayer en el Museo de Huesca.

HUESCA.- En el acto, que se desarrolló precisamente ante un San Lorenzo pintado por el protagonista del estudio, en una sala dedicada a la obra de los citados artistas locales de entre siglos, la vicerrectora del Campus de Huesca, Pilar Bolea, felicitó al autor “por poner en valor a pintores altoaragoneses, porque los estudios sobre ellos dentro de la Universidad de Zaragoza no eran abundantes y abría una vía de estudio importante”. Por su parte, el director del Museo de Huesca, Vicente Baldellou, comentó que “ya era hora de que apareciera algo sobre Martín Coronas, un magnífico pintor”.
El libro, editado por Prensas Universitarias de Zaragoza, es un resumen de la primera parte de la tesis doctoral “Martín Coronas Pueyo en la pintura altoaragonesa del periodo entre siglos”, que Fernando Alvira defendió en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza en 2002 y que obtuvo por unanimidad del tribunal la máxima calificación, sobresaliente cum laude.
Alvira, que también es pintor y miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, comentó que escogió a Martín Coronas, porque, de los pintores altoaragoneses de dicha época, “es el que me daba más juego, puesto que es comparable a la pintura de historia y el estudio de la iconografía podía ser tremendo”, si bien puntualizó que “la tesis no se cerró en esos sentidos porque las tesis no son, desde mi perspectiva, trabajos absolutamente cerrados, sino que tienen que abrir nuevas pistas y allí había una labor que me parecía que podía ser bastante interesante”. “Vi más filón en Martín Coronas, a pesar de que a lo mejor como pintor es el que menos posibilidades tuvo de desarrollarse, porque debió aprender solo”, argumentó.
Isabel ARA

navidad

La navidad provoca algunas reticencias por parte de quienes, solo con mucha dificultad, son capaces de diferenciar entre las creencias religiosas y el hecho cultural. Se montan "belenes" considerables y no solo en Monzón. También la plaza del Pilar y en algún colegio de Zaragoza. Hoy he recibido una felicitación que me desea un feliz solsticio de invierno, por ejemplo, de alguien acostumbrado al estudio de las tradiciones de nuestra tierra. Me ha sorprendido ya que si encuentra normal recoger historias de las que se contaban al amor de la lumbre, igual de normal debería de parecerle recoger villancicos navideños. Es alguien con quien comparto la opinión de que ser anticlerical forma parte de la esencia de los habitantes de estas tierras. Como ser proclive a la república o manifestarse adversario de la cultura anglosajona... Pero lo de rechazar la navidad me resulta complicado. A lo mejor son restos de la formación inicial que decimos por las facultades de educación. Entiendo la navidad como parte del bagaje cultural de esta tierra. Me interesa la cultura, ergo...
De todas maneras un parque nevado sirve del todo para felicitación de navidad. Con él deseo que el final del año y el principio del nuevo traigan a cada cual, y por descontado a los visitantes de este blog lo que más desee (que pese a ser lo primero que suele decirse, no acostumbra a coincidir con que te toque el gordo). Felices fiestas.

Decoracion

Las pinturas acaban decorado las paredes. Con mayor o menor disimulo, pero se convierten en piezas de decoración. De espacios más o menos públicos o privados, más o menos exquisitos, más o menos barnizados de matices culturales de alta, media o baja intensidad. Pero, finalmente, los cuadros decoran espacios. Cosa que, por cierto, resulta en algunos casos un motivo de satisfacción para el realizador.
No hace mucho aparecía una foto en el Heraldo de Aragón ilustrando una noticia de José Luis Pano, autor como habitualmente de la foto, referida a una reunión que había tenido lugar en alguno de los espacios de la bodega Enate. Y en las paredes algunas de las piezas de la colección de la bodega y de mi mano. Me gusta ver mis cuadros rodeados de personal tan circunspecto. Y que hayan pasado a ser decoración del espacio, pues también. Qué le vamos a hacer, es el ramalazo fallero del que suelo acusar a algunos de los escultores "urbanos", supongo

acrílicos

No cabe duda que el descubrimiento de los acrílicos supuso, como he comentado en más de una ocasión, un momento de gran expectación para mi trabajo. Al no disponer de mucho tiempo (pese al comentario que soltó el cretino de comentarista de cine de la primera, en el telediario de la noche, respecto a una película en la que "el padre tenía mucho trabajo, cuestión incompatible con su condición de profesor universitario"...) pues lo que decía, no disponer de demasiado tiempo precisamente por mi condición de profesor universitario, un material que era inmediatamente reparable me pareció el invento del siglo.
Por si fuera poco, existía una gama cromática de tamaño natural en el mercado. Vamos que todo eran facilidades. Y digo eran porque he vuelto al óleo como material prácticamente exclusivo de la pintura sobre tela. Me encuentro más a gusto. A finales de los ochenta y principios de los noventa era habitual que trabajara con acrílicos en formatos que permitieran el resultado en una sola sesión.
Como los que traigo al blog, con los que me tropecé en casa de una amiga hace unos días.
El asunto del primero me ha interesado desde muy al principio. De hecho existe una puesta de sol en el Ayuntamiento de Graus, afrotunadamente sin firmar, de los años sesenta, de la que omitiré mi opinión como crítico ya que podría mantener un conflicto personal conmigo mismo para los restos... También en casa de mis padres ha habido siempre una tela que tenía como tema el atardecer.



En el caso de la segunda pieza el asunto es menos frecuente en lo que los historiadores llamarían la iconografía del pintor oscense Alvira Banzo. Siempre me ha asustado el Pirineo. Y no debe de ser por la altura ya que el Teide, pongo por caso, me impresiona más bien poco. Debe ser una cuestión de volumen y de estructura. En ocasiones me he atrevido con el tema con resultados no siempre negativos. Del que sigue recuerdo que quedé bastante satisfecho. Y lo sigo estando a pesar del tiempo transcurrido, cosa que no ocurre muchas veces. Lo mismo me pasaba con los dos acrílicos que fueron robados en el Pedro I.

nieve



He comenzado a reciclar tarjetones de cara a convertirlos en felicitaciones de navidad. De este me he quedado especialmente satisfecho, por lo que lo cuelgo. Es, probablemente, el único que no sufrirá modificaciones. Como explico en la güeb, a falta de nieve de verdad...

aclaracion



No quisiera que alguien haya interpretado la anterior inserción como que al decano de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación no le gusta el obispo de Huesca. Quede claro que quien opina en este blog es Fernando Alvira Banzo, que es el decano de dicha facultad durante cuatro años, pero que ha sido y espera ser muchas otras cosas a lo largo de los sesenta vividos y de los que se añadan. El decano, como es lógico, opina lo que acuerda con su equipo decanal y con la Junta de Facultad.
Algo como el chiste de que si quieres ser tonto o alcalde. El tonto contestaba que tonto lo podía ser toda la vida. Yo también prefiero ser toda la vida Fernando Alvira, autor, entre otras cosas, de la acuarela que acompaña, el chiringuito de la playa de Castelldefels, de la que estoy lo suficientemente contento como para llevarla de salvapantallas en el móvil.

manifestaciones

Tengo a los estudiantes de los títulos de maestro de la Facultad ligeramente alborotados. Han emprendido una serie de acciones como, por ejemplo, abarrotar de carteles los pasillos del edificio de Valentín Carderera. Carteles como el que reproduzco. Dice No a los abusos del obispo. ¡Basta de acoso!. Jueves 12,15 concentración. Solidarízate. Tal profesora se va en contra de su voluntad... y cosas así.
Una más agresiva rezaba: (y conste que el verbo me ha salido natural...) Obispo, jubílate tú.



Quizás haría falta indicar, en primer lugar, que en los estudios de maestro existen tres asignaturas optativas que tienen que ver con la religión católica. Puede sonar raro pero es así. Que cursarlas sirve para que el horizonte profesional de los futuros maestros se amplíe. (Está claro que los colegios concertados religiosos no van a discriminar a nadie por no haber cursado religión, ¡faltaría más! Pero está no menos claro que un expediente con esas asignaturas ofrece mayores posibilidades de tapar huecos en los horarios...vamos que como siempre hecha la ley, hecha la trampa).
Haría falta, en segundo lugar, advertir que si por algo pueden estar cabreados los aspirantes a profesor de Universidad es por el creciente número de impedimentos que se les ponen delante: contratos a tiempo parcial por procedimiento de urgencia, asociados, contratados doctores, habilitaciones a nivel nacional para que en el momento en que quede libre una plaza la Universidad la saque si le place... vamos que se lo tienen que currar. Por ello cabría conocer en tercer lugar que los profesores de religión los nombra el obispo a dedo sin pasar mayor control que ser de su gusto.
Al parecer, la profesora actual de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, que por el procedimiento administrativo habitual vio renovado, hace unos meses, su contrato de profesora asociada a tiempo completo por parte del rector de la Universidad de Zaragoza, no lo es. Del gusto del obispo, me refiero, ya que ha solicitado su cambio.
(Tampoco iría mal abrir un paréntesis para advertir que el Concordato entre la Santa Sede y el Estado Español considera normal esa evidente anomalía laboral)
El obispo solicitó el cambio a quien procede pero quien procede, que no es por cierto el decano de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, le advirtió la existencia de un contrato por dos años. Y, al parecer, ha movido los hilos a su alcance para presionar la salida de la profesora, aprovechando, al parecer, su condición de estar sometida, por su propia voluntad, al voto de obediencia.
Me encantaría estar seguro de que los estudiantes que promovieron la manifestación del pasado jueves, lo hicieron conociendo "todo" lo que pasa. Sería señal de que la alegría que puede producir a un decano ver que los estudiantes de su facultad comienzan a tomar decisiones por sí mismos es aplicable a este caso. Y me alegraría de verdad, fueran las que fueran esas decisiones.
Me encantaría por otra parte saber si la profesora ha querido ser salvada en algún momento, y de qué. No se debe olvidar el hecho de su contrato vigente por dos años con la Universidad de Zaragoza, como tampoco que los informes previos a dicha contratación por parte su Facultad y de su Departamento fuesen favorables.
Me encantaría saber, probablemente por solo una cierta dosis de curiosidad... quién y sobre todo por qué ha propiciado el movimiento de los estudiantes, suponiendo que se haya dado el caso, en contra del obispo.
A ver si nos aclaramos, si alguien, por ejemplo yo, es contrario a los modos del obispo, lo dice y fiesta. Y lo escribe como estoy haciendo ahora en el blog y hace días en el periódico con el que colaboro habitualmente, el Heraldo. A mí no me gusta este obispo, ¡qué le vamos a hacer! Me gustaba el anterior, sobre todo, porque era un tipo normal y este me parece que se ha equivocado de siglo, lo veo como demasiado escenográfico ¿no?. Pero quede claro: me lo parece a mí, y me gustaría que cada uno de los estudiantes a los que doy clase tuviese su opinión sobre el asunto.


Las fotos, con el móvil, no dan para más. Pero tampoco creo que sea lo importante en este caso...

La ermita del Cristo



Finalmente, las piezas que concluí este verano para las hornacinas de la ermita del Cristo, en Salas de la Ribera, se han colgado en la ermita, pero en otra ubicación. Un error primero en las medidas, hizo que las telas que me preparó Cristóbal fueran mucho más altas de lo que, como se ve en la fotografía de arriba, permiten las hornacinas.
He pensado que quizás podría retomar el diseño de esos espacios desde otra perspectiva. Hace días que me apetece realizar alguno de los temas clásicos de la iconografía religiosa (seguramente para compensar el anticlericalismo creciente que se me apodera con lo que se está llevando por este barrio). El estar la ermita dedicada al Cristo abre un abanico de posibilidades. Esta vez se trataría de hacer algo más clásico, con mayor base de dibujo. Un repaso a las lecciones de anatomía de San Jorge. Todavía recuerdo alguno de los apuntes que realicé, pese a que hace años que no los veo. Lo de los traslados del espacio de trabajo tiene algunos inconvenientes... en el primero, perdí, por ejemplo una colección de obra gráfica que no estaba nada mal.
A ver si encuentro el momento para retomar el asunto.
Por ahora, la colocación de las telas me parece muy bien

aguadas

El dibujo con tinta china no se limita solo a la plumilla. En ocasiones, sobre todo cuando el asunto corre prisa, se puede recurrir a la aguada. Esto me debió pasar en la visita Perugia, hace algunos años, en una de las excursiones de semana que hacíamos desde la clase de italiano, en la Escuela de Idiomas. Es buen sistema ese de no ir a hacer una gira, sino quedarse unos días en cualquiera de las hermosas ciudades de Italia. El viaje a Perugia fue uno de los que mejor recuerdo me dejaron, a juzgar por el número de trabajos que rondan por el estudio en la colección Magdalena Juan.







Caspe


Sigo disfrutando bastante con el dibujo a plumilla. Anteayer, desde un apunte antiguo, tracé ésta que cuelgo en el blog.
Le debía un dibujo a Miguel Caballú para el libro en el que quiere recoger algunos de sus artículos, y pensé que le haría ilusión la colegiata de su pueblo. Miguel es compañero de la docta corporación, como gusta llamar a la Academia de San Luis cierto candidato a alcalde de Zaragoza, y ambos, pese al citado compañerismo, amigos.
Caspe, el pueblo de Miguel, es lugar que reconozco he visitado poco. Quizá la única vez coincidió con la toma del apunte antedicho, para una serie de torres aragonesas que algún día espero continuar y concluir. (La idea de una serie de plumillas con título "Torres aragonesas", fue de Félix Lafuente, que dibujó una magnífica y breve colección de dibujos a la pluma para el Heraldo de Aragón, a principios del pasado siglo)

Ramon Acin. 70 aniversario



La abundancia de insignes altoaragoneses hace fácil la parte de la asignatura con la que pretendo que los estudiantes de Maestro, que cursan la carrera en Huesca, se aproximen a los artistas nacidos en esta provincia en los siglos XIX y XX. Lo hice años atrás con Félix Lafuente, Martín Coronas, Antonio Saura o León Abadías y este año (por la celebración del 70 aniversario de su violenta muerte) le corresponde a Ramón Acín Aquilué, profesor de dibujo de la antigua Normal de Huesca, devenida en Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación en este momento. Aunque me interese sobre todo su trayectoria como pintor, no creo que sea cuestión de dejar de lado su implicación en la sociedad, que le llevó a pagar con su vida las ideas por las que había luchado. Arriba su "autorretrato con boina" del Museo de Huesca. Algunas de sus obras pueden verse en la sala VIII de dicho Museo, con otras de Lafuente y de Coronas, por ejemplo.
El cuadro que más veces he disfrutado, aparte una plancha xilográfica que representa a Félix Lafuente en su lecho de muerte, y un pequeño dibujo, que forman parte de la colección familiar, es una vista de Granada que está colgada delante del despacho del director del IEA. Pero la pieza que de siempre me ha llamado más la atención, aparte ser la de mayor formato de las pintadas por Acín, es esta colorista escena de feria.

Pintura pintura



El título no trata de revisar uno de los momentos del arte del siglo XX más queridos para algunos de mis colegas de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte. Sino del trabajo que estoy ayudando a llevar al muro a mi compañero de departamento, y sin embargo amigo, José Luis Jiménez Cerezo.
Pinta esto de verde. Y voy y lo pinto. Hacer de pinche de un maestro de pintura no está mal, especialmente si el maestro tiene la paciencia del que ha diseñado la imagen para la pared de entrada de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de la Universidad de Zaragoza, en el campus de Huesca (el edificio de la Normal, para entendernos)
Tengo que volver a Teruel mañana, domingo, (manda...) por lo que ayer por la tarde y hoy por la mañana le hemos dado un tirón importante a la pintura de la pared. Ahora me da la sensación de que José Luis sí parece convencido de que estará a punto para la inauguración de las Segundas Jornadas de Literatura Infantil y Juvenil, que coordina juntamente con José Domingo Dueñas y Rosa Tabernero, a partir del próximo día 4.
La imagen que hemos comenzado a llevar a la pared, está en relación con la que ha preparado para el folleto y el cartel de las Jornadas. (Que parece ser han perdido por el camino a un poeta, cosa esta muy lamentable lo de la pérdida de poetas, no demasiado abundantes... pero seguro que aparece, dado que los poetas son gente proclive a ocultar cosas. Por ejemplo, la realidad entre las palabras).
La foto es del momento de la retirada hoy, sábado, a la una y media en punto. Ya habíamos quitado de en medio las escaleras y los botes, lo que permite ver el momento actual del trabajo.

El parque, de nuevo



He vuelto al parque, esta vez por la zona de la rosaleda, camino habitual cuando voy primero al IEA. Me sigue interesando el tema El parque, el jardín, más después de haber analizado con calma una de las piezas de pintura de Ramón Acín poco conocidas, que lleva por título "Jardín de Anzánigo".
Si algo tuvo el profesor de dibujo de la Escuela de Magisterio de Huesca, fue capacidad para entender lo que pasaba a su alrededor, en arte y sobre todo en el arte de la vida. Que le fue arrebatada con violencia hace ahora setenta años. Nos impidieron algo que hubiera sido mucho más impresionante de lo que podemos ahora disfrutar, solo con el repaso de sus dibujos, por ejemplo

¿Dentro fuera o dentro dentro?

Tener la playa a pocos metros de casa (de casa de quien pueda, claro) permite que te acerques a ella incluso con cierta desgana los días de verano. No hace falta ni que haga un día espléndido (Vaya por delante que, en el Mediterráneo, por lo general, la gente va a tomar el sol. No como en Santander que está claro que a lo que va todo el mundo a la playa es a ver si sale el sol...)
La mirada puede ser hacia dentro, mar adentro, o hacia el pinar que traza una línea verde, paralela a la blanca de las espumas. La pueden disfrutar, sobre todo, las docenas de aviones que sobrevuelan la playa desde o hacia el cercano aeropuerto del Prat.
Esta pequeña acuarela, de las de agua salada, mira hacia dentro, mar adentro.



Pero esta otra mira también hacia dentro, tierra adentro, está claro. A la línea de los pinos
¿Dónde está entonces la mirada hacia afuera cuando pintas en la playa?...

Picasso y la playa

O lo he soñado, o me han contado que Picasso, paseando un día por la playa, topó con una inglesa que pintaba a la acuarela. Provista de una poderosa caja de infinitos colores, se afanaba en representar el modelo no menos infinito que tenía a la vista. Picasso sin interrumpir su paseo le indicó: "es azul".
Mi caja de acuarelas es inglesa, muy coqueta y con los colores justos, regalo de Cristóbal. Con ella tracé esta nota en la playa. Afortunadamente para mí, Picasso no estaba ese día paseando por la playa de Castelldefels

El jardin de Castelldefels

De nuevo un tema de la serie el parque el jardín. Los días laborables de la pasada semana la playa de Barcelona estuvo realmente desierta, pese a que el tiempo era ideal para pasear a la orilla del mar.
Aproveché también para retomar el jardín como motivo de mi pintura y lo hice a base de fragmentos de los asuntos utilizados el año pasado. La remodelación del jardín lo ha dejado mucho más utilizable para la gente menuda, y ha arrinconado algunas de las macetas que ocupaban el parterre central, junto al pozo. En mi opinión siguen siendo motivo excelente para la acuarela, como esta en la que el protagonismo se lo lleva una caña que alguien "plantó" con el rizoma hacia arriba . En este caso el medio era agua potable...



Esta es otra de las macetas que han cambiado su ubicación en el jardín de Castelldefels.

El chiringuito y la cantera


La playa de Castelldefels, que es la playa de mi juventud, ha sufrido algunas transformaciones que la han dejado como para que no la conozca ni la madre que la parió, a saber, la naturaleza. Los chiringuitos, cutres hasta allá abajo, han sido sustituidos por unos restaurantes playeros que salpican el paseo marítimo. Además en la playa, los nuevos chiringuitos de diseño como el que aparece en la acuarela, para los apuros, las sombrillas y las hamacas. La acuarela está perpetrada con agua de mar. No sé si eso influirá en su conservación pero espero que el color perdure hasta que la emplee como boceto para una tela que imagino de dos por uno y pico (y en horizontal, pese al formato de la acuareleta)
La comparación entre la calma del chiringuito y la cantera del fondo, todavía en activo para las fábricas de cemento del Garraf, supongo, y en ocasiones humeante tras el correspondiente petardazo, me pareció un tema con el que inciar en su día una serie de contrastes, por ejemplo.
Mirando hacia afuera, el azul. Y poca gente bajo las sombrillas. El día era laborable y no hay que olvidar que Castelldefells, pese a los cambios, o quizás por ellos, sigue siendo la playa de Barcelona.

vacaciones



Ahora sí que parece que voy a estar cuatro día de vacaciones por imperativo legal...
Dejo esto por unos días, con imagen del parque. Hasta la vuelta.

Vacaciones, o casi

Las cercanías de la ciudad han ofrecido siempre a los oscenses rincones para pasar un rato a la fresca. Cuando el automóvil no era de uso normal, al Guatizalema y sus badinas se iba, pero muy de ciento a viento. Lo habitual era pasear hasta la fuente de Marcelo, Jara, y algunos otros enclaves joteros.
Por eso no es de extrañar que entre mis primeros dibujos a plumilla (las ciento y pico primeras aguadas de tinta china que constituyerosn la serie -todavía no definida como tal- de invitaciones para la boda) hubiera varios de la fuente de Marcelo. Como este soto cuya ubicación he olvidado pero que fue asunto reiterado en mi trabajo de los años setenta. Cuando pensaba que existían las vacaciones.



Me debía de gustar lo suyo. Hice alguna versión al óleo. Incluso lo usé como fondo del retrato de mi tía Teresa, incluyendolo como parte del mobiliario de el fumador. A través de la ventana que daba a la galería, puede verse la parte trasera del convento de Capuchinas. La calle de María Auxiliadora y sus tres torres no eran en ese momento ni un proyecto. Solo en caminico del ruiseñor con sus habituales matas de petiquera...

La ermita del Cristo

Tengo unos amigos en Salas de la Ribera, pueblo de la provincia de León, separado de Orense solo por el río. Son una gran familia, desparramada por la geografía próxima o no tan próxima. La mayoría de los que la componen, suelen reunirse el último domingo de agosto con ocasión de la fiesta.
Hace algnos años, nos sumamos a la celebración uno de cuyos momentos intensos es la procesión que, desde la parroquial, se dirige a través de las calles y los campos a la ermita del Cristo. Dos hornacinas vacías, a ambos lados de la única nave, provocaron el comentario, en voz baja como correpondía al espacio: "aquí tendríais que poner algo". Y la rápida contestación de alguno de los mayores "pues ya puedes empezar..." (lo que demuestra que la cualidad de somarda no es exclusiva de algunos enclaves del Alto Aragón).
Aunque la ejecución ha tardado lo suyo, seguramente porque hasta este año no he dispuesto del espacio adecuado, las dos piezas de dos metros y pico por algo más de un metro ya están acabadas. Y espero que estarán ya camino de Salas.
He pretendido imprimerles cierto aire de vidriera para compensar el ámbito algo oscuro al que van destinadas. Espero que les gusten.
La primera representa a la procesión saliendo de la parroquial con el pendón, de formato notable, cobijando el paso de la Inmaculada



La segunda pieza es la llegada a la ermita



Alguno de mis profesores de dibujo en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona solía decir que además de representar la anatomía del modelo, cuando dibujamos representamos un poco nuestra propia anatomía. Tal vez viendo estas dos piezas, tenga que volver a darle la razón. Entendiendo como propio lo que tienes y lo que quieres.

Spiritus, ubi vult...

Hay algunas frases que podría considerar como descatalogadas de los archivos de la memoria. Aunque, de vez en cuando, vuelven a sonarme en la cabeza. Entonces recuerdo o no su origen y, cuando lo recuerdo, puede ocurrir que no esté muy acertado a la hora de situar el momento y el por qué de algunas de ellas.
SPIRITUS UBI VULT SPIRAT (El Espíritu inspira donde quiere) es una frase que relaciono con algún importante disidente religioso a quien se le ocurrió el germen de su doctrina separatista en el baño. Vamos que el espíritu le cogió cagando, como diría ahora cualquier nena mona a voz en grito por la calle.
El diseño que traigo a la página, para una reunión de matemáticos en nuestra ciudad, dentro de unas semanas, tuvo su inspiración en un espacio poco común pero algo más social, el bar de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de la Universidad de Zaragoza (que como casi nadie sabe aquí, está en el edificio de la antigua Normal de maestros) La voz que me llegó tenía su cuerpecito incorporado. No se trató en este caso de una inspiración celeste. El soporte inicial para el dibujo primero fue una servilleta.
¿Quieres algo de la redolada?, pregunté. Pues Guara y el Salto de Roldán. Algo así, por ejemplo... y dibujé con un pilot sobre tan delicado papel con cierto cuidado y con el resultado que sigue.




El escaner me colocó el dibujo en el ordenador y con el photosoph añadí colores y alguna línea más, para llegar a la imagen del Congreso que no es otra que la que incluyo a continuación.



A partir de ahí, las posibilidades de aplicación para la portada del libro de actas, para la banderola que ocupará un espacio en el escenario del salón de actos de la Facultad. Diferentes colores, diferentes formatos. El resultado final tiene poco que ver con la imagen que sigue, pero ésta es uno de los pasos para llegar a lo que se verá a principio de curso como imagen del congreso de la SEIEM, que debe de ser algo así como la sociedad española de investigación en educación matemática. Vamos, gente muy sesuda.



Los blog de Huesca y el urbanismo

Me he dado una vuelta por alguna de las páginas oscenses. Hay un tema que aparece como el bajo continuo de las piezas clásicas del barroco: el urbanismo. Que se llama muralla, harineras, nuevos polígonos, casco antiguo y algunas cosas más.
No entiendo el tema económico (me he limitado en el tema urbanístico a ahorrar para comprar el piso y el estudio que acabará siendo mío dentro de unos pocos meses y a Dios pongo por testigo ... que se acabó lo de las hipotecas!). Tampoco desde el punto de vista de la política lo tengo demasiado claro. Nunca me ha interesado en exceso, pese a las aperiencias. Por ello deberé limitarme a consideraciones de tipo estético que, por otra parte, es a lo que he dedicado la mayor parte del tiempo en estos primeros sesenta años.
Desde esa perspectiva es probable que el resultado sea negativo y que no pueda uno sino lamentar las pérdidas que sin prisa pero sin pausa ha ido sufriendo la almendra ciudadana. Entre ellas, la casa de Carderera, el mercado o el teatro Principal que formaban parte de mi imaginario infantil. La primera con sus puertas de cristales de colores y el jardín; el segundo por ser ámbito de mis travesuras de niño y el tercero como espacio de iniciación a ese misterio al que anduve enganchado en la juventud, el cine, y que luego llegué casi a detestar. A cambio en el mercado se ha conseguido un espacio diáfano en el que todavía he tenido tiempo de algunos bailoteos en fiestas, a falta del jardín de verano (cuyo cartel anunciador sobre la puerta de entrada supuso mi primera incursión en la cartelería ciudadana...)
El casco viejo, más que antiguo, también ha sufrido la pérdida de edificios, pero ha sido peor el envejecimiento general ante la pasividad de casi todos. Tampoco en este caso ha de olvidarse el saneamiento de algunos de sus espacios, escasos pero evidentes.
Tampoco se pueden cerrar los ojos a la hora de considerar la imagen tremendamente positiva que ofrece la ciudad a quienes entran en ella por los nuevos polígonos, con sus luces y sus sombras pero cuestión no menos evidente. Pero el concepto de ciudad podría haber sido otro. (Claro, y otro y otro...)
Traigo como imagen un rincón ciudadano que, por el momento, resite la presión de los devoradores ladrilleros. Está en el centro y aguanta el paso de los años, viendo florecer el frutal en primavera. La plaza de San Antonio conserva un rincón de naturaleza al que a veces asomo la cabeza y pienso ¿No podríamos tener una ciudad en la que esto fuera lo normal y no lo de la avenida Pirineos?. Será por falta de tierra, supongo...

TERUEL

Llevo dos días en la capital del Bajo Aragón. Me produce Teruel dos sensaciones encontradas. Que se corresponderían con estas dos imágenes que he seleccionado, separadas por apenas unos metros. Por una parte, un agobio como de vejez arrastrada y carcomida por el tiempo. Una especie de dejadez vital que se refleja en las relaciones, por ejemplo, con la hostelería, desastrosas por sistema. Un Teruel como inexistente, pese a la machacona publicidad. La calle de San Benito, bonito nombre, en su estrechez, ha propiciado la aparición de una especie de pieza de arte público, marca de la ciudad, mezcla entre Barceló y Tapies emergida desde las rozaduras de los camiones de reparto, artistas inconscientes de una realidad fluida y cambiante.



Pero por otra parte está el Teruel hermoso, ajedrezado de torres mudéjares y de restos arquitectónicos solucionados con seriedad, pese a la cercanía de las corrientes falleras de las facultades de Bellas Artes levantinas, tan contentas ellas por la puesta en marcha de unos estudios similates en la capital bajo aragonesa, tan cerca que les permita seguir viviendo en Castellón o Valencia... El Teruel que da para imágenes como la que sigue y que recibe premios por las soluciones urbanísticas de su intrincado plano.



Cuando me toca trabajar, que es casi siempre que estoy aquí, la sensación que domina me domina es del Teruel de la primera imagen. No lo puedo remediar.

GRANADA

Estar en Granada, aunque solo hayan sido tres días, y no dejar constancia gráfica me parecería poco serio. El problema es que, cuando subimos al mirador de San Nicolás, ya casi de noche, y se puso en marcha la iluminación de la Alhambra, no llevaba (para variar) la cámara. La imagen es del móvil y no es lo mismo.
Pese a la asfixiante subida por cualquiera de las escarpadas calles (para variar, tomamos la más empinada) el espacio sigue resultando mágico.

desde lejos

No domino este trasto, está claro. Llevo varios días en Granada y me hubiera gustado incluir alguna imagen en el blog, comenzando por la versión definitiva del cartel con la aclaración de que se trata de fiestas declaradas de interés nacional. Pero no hay manera. No suben las imagenes por más que lo intento. Espero que no pase lo mismo con los textos. Ahí va la prueba.
¡Sorpresa!
Demostración de que no conozco todavía el sistema es que ahora mismo, viernes de vuelta hacia Madrid, acaba de subir el cartel a la página, a la primera, por su propia virtud y poder. No somos nada...

Adiós a un querido amigo

Los últimos años habíamos retomado una relación que se inició por los setenta, cuando subí a Sabiñánigo, a exponer en la sala municipal de arte una serie de temas del Serrablo. Dibujos y pinturas sobre papel. Desde entonces tuve el privilegio de ocupar un espacio en el recibidor de su casa.
Julio Gavín ha sido una de esas personas que hacen mucho por los demás sin necesidad de irse a paises y paisajes más o menos exóticos, y más o menos duros desde la imagen de las sociedades que los habitan. Demostración de cómo ser altruista tomando como "alter" a los más próximos, a los de tu pueblo. Especie que debe resultar bastante más complicada que las misiones convencionales, a juzgar por lo que escasea.
Colaboré, como casi todos, en la creación del Museo de Dibujo, cuando Julio me pidió unos originales a la plumilla (fueron tres de los que formaron la colección de los Rincones del Altoaragón publicada en el Heraldo entre los setenta y los ochenta). Cuando me hice cargo de la sala de la Caja Rural de Huesca, desde 1997, programé anualmente una exposición con fondos del Museo de Dibujo de Larrés. Una de las ideas que compartíamos es que los dibujos de la colección del Museo había que moverlos. Que se cuida mejor lo que se conoce.
Cuando los jesuitas nos regalaron un dibujo espectacular de Martín Coronas (el nos no es mayestático en esta ocasión, ya que la colección de cosetas que he ido guardando es de Magda y mía) no tardamos mucho en interpretar algún comentario de Julio sobre las carencias del Museo y se lo cedimos para unos cuantos años. Se lo cedimos para el Museo.
El 19 del pasado mayo inauguré en la sala dos del Museo de Larrés una colección de dibujos que Julio seleccionó entre los que le subí a casa a finales de abril. Ese día intentamos comer en uno de los espacios que más le han gustado para sus dibujos, pero no pudo ser. En uno de sus pueblos al que prometimos volver seguramente sin demasiada convicción. Comimos en casa Ruba. Bueno, comimos Magda y yo. El nos acompañó en la mesa y apenas probó nada. Estaba muy cansado.
Ahora descansa en paz.

La imagen no es demasiado buena, como el móvil que la fabricó.

Julio y Magda firmando la cesión del dibujo de M. Coronas en la biblioteca del Museo de Larrés.

Una sonriente propietria ante el dibujo de Martín Coronas

Robo con reiteración

Han desaparecido del Hotel Pedro I dos cuadros con mi firma.
Lo curioso del caso es que las dos telas que ahora han desaparecido sustituyeron hace ya años a dos cuadros que fueron a su vez sustraidos de la escalera de dicho hotel. Tenían como peculiaridad las ahora desaparecidas que eran dos de las primeras piezas en las que había utilizado los acrílicos como único procedimiento. Hablé de ellas en paisajesviajados.com en las páginas 106 y 107 que pueden ser consultadas.
Traigo las fotos que hice hace un par de años para colocarlas en la página güeb. Todavía no estaban firmadas las piezas. Las firmé hace unos meses, tras comentar con Mariano la jugada, en una de las esperas de las mediodiadas.
Teniendo una exposición en La Casa del Pintor y no siendo un pintor especialmente caro, creo que el sistema de hacerse con dos cuadros de mi mano debería de ser otro ¿no?

Inauguración en Huesca

Las dimensiones de la sala de La Casa del Pintor en Huesca han dado para dieciocho óleos y una decena de bocetos a la acuarela. Pero ha quedado perfectamente montada (como sule ocurrir cuando se encarga ese trabajo a Cristóbal hijo).
Vinieron, pese a lo poco adecuado del día, viernes por la tarde, algunos amigos. Menos de los calculados a la hora de la compra del cava, pero suficientes para arropar la puesta en marcha de la exposición.
Vino el maestro Beulas que me regaló una nueva lección, algunos colegas en la crítica como Virginia, Ricardo y José Luis o en la pintura como María Cruz Sarvisé, Teresa Ramón, Brioso, Castiella, Jiménez Cerezo o Isasi, y sobre todo compañeros de la Facultad y habituales de la sala.
Cuelgo algunas imágenes.