GRANADA

Estar en Granada, aunque solo hayan sido tres días, y no dejar constancia gráfica me parecería poco serio. El problema es que, cuando subimos al mirador de San Nicolás, ya casi de noche, y se puso en marcha la iluminación de la Alhambra, no llevaba (para variar) la cámara. La imagen es del móvil y no es lo mismo.
Pese a la asfixiante subida por cualquiera de las escarpadas calles (para variar, tomamos la más empinada) el espacio sigue resultando mágico.