El jardin de Castelldefels

De nuevo un tema de la serie el parque el jardín. Los días laborables de la pasada semana la playa de Barcelona estuvo realmente desierta, pese a que el tiempo era ideal para pasear a la orilla del mar.
Aproveché también para retomar el jardín como motivo de mi pintura y lo hice a base de fragmentos de los asuntos utilizados el año pasado. La remodelación del jardín lo ha dejado mucho más utilizable para la gente menuda, y ha arrinconado algunas de las macetas que ocupaban el parterre central, junto al pozo. En mi opinión siguen siendo motivo excelente para la acuarela, como esta en la que el protagonismo se lo lleva una caña que alguien "plantó" con el rizoma hacia arriba . En este caso el medio era agua potable...



Esta es otra de las macetas que han cambiado su ubicación en el jardín de Castelldefels.

El chiringuito y la cantera


La playa de Castelldefels, que es la playa de mi juventud, ha sufrido algunas transformaciones que la han dejado como para que no la conozca ni la madre que la parió, a saber, la naturaleza. Los chiringuitos, cutres hasta allá abajo, han sido sustituidos por unos restaurantes playeros que salpican el paseo marítimo. Además en la playa, los nuevos chiringuitos de diseño como el que aparece en la acuarela, para los apuros, las sombrillas y las hamacas. La acuarela está perpetrada con agua de mar. No sé si eso influirá en su conservación pero espero que el color perdure hasta que la emplee como boceto para una tela que imagino de dos por uno y pico (y en horizontal, pese al formato de la acuareleta)
La comparación entre la calma del chiringuito y la cantera del fondo, todavía en activo para las fábricas de cemento del Garraf, supongo, y en ocasiones humeante tras el correspondiente petardazo, me pareció un tema con el que inciar en su día una serie de contrastes, por ejemplo.
Mirando hacia afuera, el azul. Y poca gente bajo las sombrillas. El día era laborable y no hay que olvidar que Castelldefells, pese a los cambios, o quizás por ellos, sigue siendo la playa de Barcelona.

vacaciones



Ahora sí que parece que voy a estar cuatro día de vacaciones por imperativo legal...
Dejo esto por unos días, con imagen del parque. Hasta la vuelta.

Vacaciones, o casi

Las cercanías de la ciudad han ofrecido siempre a los oscenses rincones para pasar un rato a la fresca. Cuando el automóvil no era de uso normal, al Guatizalema y sus badinas se iba, pero muy de ciento a viento. Lo habitual era pasear hasta la fuente de Marcelo, Jara, y algunos otros enclaves joteros.
Por eso no es de extrañar que entre mis primeros dibujos a plumilla (las ciento y pico primeras aguadas de tinta china que constituyerosn la serie -todavía no definida como tal- de invitaciones para la boda) hubiera varios de la fuente de Marcelo. Como este soto cuya ubicación he olvidado pero que fue asunto reiterado en mi trabajo de los años setenta. Cuando pensaba que existían las vacaciones.



Me debía de gustar lo suyo. Hice alguna versión al óleo. Incluso lo usé como fondo del retrato de mi tía Teresa, incluyendolo como parte del mobiliario de el fumador. A través de la ventana que daba a la galería, puede verse la parte trasera del convento de Capuchinas. La calle de María Auxiliadora y sus tres torres no eran en ese momento ni un proyecto. Solo en caminico del ruiseñor con sus habituales matas de petiquera...

La ermita del Cristo

Tengo unos amigos en Salas de la Ribera, pueblo de la provincia de León, separado de Orense solo por el río. Son una gran familia, desparramada por la geografía próxima o no tan próxima. La mayoría de los que la componen, suelen reunirse el último domingo de agosto con ocasión de la fiesta.
Hace algnos años, nos sumamos a la celebración uno de cuyos momentos intensos es la procesión que, desde la parroquial, se dirige a través de las calles y los campos a la ermita del Cristo. Dos hornacinas vacías, a ambos lados de la única nave, provocaron el comentario, en voz baja como correpondía al espacio: "aquí tendríais que poner algo". Y la rápida contestación de alguno de los mayores "pues ya puedes empezar..." (lo que demuestra que la cualidad de somarda no es exclusiva de algunos enclaves del Alto Aragón).
Aunque la ejecución ha tardado lo suyo, seguramente porque hasta este año no he dispuesto del espacio adecuado, las dos piezas de dos metros y pico por algo más de un metro ya están acabadas. Y espero que estarán ya camino de Salas.
He pretendido imprimerles cierto aire de vidriera para compensar el ámbito algo oscuro al que van destinadas. Espero que les gusten.
La primera representa a la procesión saliendo de la parroquial con el pendón, de formato notable, cobijando el paso de la Inmaculada



La segunda pieza es la llegada a la ermita



Alguno de mis profesores de dibujo en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona solía decir que además de representar la anatomía del modelo, cuando dibujamos representamos un poco nuestra propia anatomía. Tal vez viendo estas dos piezas, tenga que volver a darle la razón. Entendiendo como propio lo que tienes y lo que quieres.

Spiritus, ubi vult...

Hay algunas frases que podría considerar como descatalogadas de los archivos de la memoria. Aunque, de vez en cuando, vuelven a sonarme en la cabeza. Entonces recuerdo o no su origen y, cuando lo recuerdo, puede ocurrir que no esté muy acertado a la hora de situar el momento y el por qué de algunas de ellas.
SPIRITUS UBI VULT SPIRAT (El Espíritu inspira donde quiere) es una frase que relaciono con algún importante disidente religioso a quien se le ocurrió el germen de su doctrina separatista en el baño. Vamos que el espíritu le cogió cagando, como diría ahora cualquier nena mona a voz en grito por la calle.
El diseño que traigo a la página, para una reunión de matemáticos en nuestra ciudad, dentro de unas semanas, tuvo su inspiración en un espacio poco común pero algo más social, el bar de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de la Universidad de Zaragoza (que como casi nadie sabe aquí, está en el edificio de la antigua Normal de maestros) La voz que me llegó tenía su cuerpecito incorporado. No se trató en este caso de una inspiración celeste. El soporte inicial para el dibujo primero fue una servilleta.
¿Quieres algo de la redolada?, pregunté. Pues Guara y el Salto de Roldán. Algo así, por ejemplo... y dibujé con un pilot sobre tan delicado papel con cierto cuidado y con el resultado que sigue.




El escaner me colocó el dibujo en el ordenador y con el photosoph añadí colores y alguna línea más, para llegar a la imagen del Congreso que no es otra que la que incluyo a continuación.



A partir de ahí, las posibilidades de aplicación para la portada del libro de actas, para la banderola que ocupará un espacio en el escenario del salón de actos de la Facultad. Diferentes colores, diferentes formatos. El resultado final tiene poco que ver con la imagen que sigue, pero ésta es uno de los pasos para llegar a lo que se verá a principio de curso como imagen del congreso de la SEIEM, que debe de ser algo así como la sociedad española de investigación en educación matemática. Vamos, gente muy sesuda.



Los blog de Huesca y el urbanismo

Me he dado una vuelta por alguna de las páginas oscenses. Hay un tema que aparece como el bajo continuo de las piezas clásicas del barroco: el urbanismo. Que se llama muralla, harineras, nuevos polígonos, casco antiguo y algunas cosas más.
No entiendo el tema económico (me he limitado en el tema urbanístico a ahorrar para comprar el piso y el estudio que acabará siendo mío dentro de unos pocos meses y a Dios pongo por testigo ... que se acabó lo de las hipotecas!). Tampoco desde el punto de vista de la política lo tengo demasiado claro. Nunca me ha interesado en exceso, pese a las aperiencias. Por ello deberé limitarme a consideraciones de tipo estético que, por otra parte, es a lo que he dedicado la mayor parte del tiempo en estos primeros sesenta años.
Desde esa perspectiva es probable que el resultado sea negativo y que no pueda uno sino lamentar las pérdidas que sin prisa pero sin pausa ha ido sufriendo la almendra ciudadana. Entre ellas, la casa de Carderera, el mercado o el teatro Principal que formaban parte de mi imaginario infantil. La primera con sus puertas de cristales de colores y el jardín; el segundo por ser ámbito de mis travesuras de niño y el tercero como espacio de iniciación a ese misterio al que anduve enganchado en la juventud, el cine, y que luego llegué casi a detestar. A cambio en el mercado se ha conseguido un espacio diáfano en el que todavía he tenido tiempo de algunos bailoteos en fiestas, a falta del jardín de verano (cuyo cartel anunciador sobre la puerta de entrada supuso mi primera incursión en la cartelería ciudadana...)
El casco viejo, más que antiguo, también ha sufrido la pérdida de edificios, pero ha sido peor el envejecimiento general ante la pasividad de casi todos. Tampoco en este caso ha de olvidarse el saneamiento de algunos de sus espacios, escasos pero evidentes.
Tampoco se pueden cerrar los ojos a la hora de considerar la imagen tremendamente positiva que ofrece la ciudad a quienes entran en ella por los nuevos polígonos, con sus luces y sus sombras pero cuestión no menos evidente. Pero el concepto de ciudad podría haber sido otro. (Claro, y otro y otro...)
Traigo como imagen un rincón ciudadano que, por el momento, resite la presión de los devoradores ladrilleros. Está en el centro y aguanta el paso de los años, viendo florecer el frutal en primavera. La plaza de San Antonio conserva un rincón de naturaleza al que a veces asomo la cabeza y pienso ¿No podríamos tener una ciudad en la que esto fuera lo normal y no lo de la avenida Pirineos?. Será por falta de tierra, supongo...