Navidad

Una mesa para el día de navidad. Dieciocho comensales, crecientes en volumen año a año, pero que todavía cabemos en el comedor; ciento treinta canapés, a los que se añaden fiambres variados dispuestos a desaparecer en unos pocos minutos, mayormente a dientes de los más jóvenes pese al esfuerzo de algunos de los mayores.
(La mañana del día 25 se ha convertido, en el conjunto del año, en uno de los momentos en que puedo sentirme cocinillas, pinche, en todo caso, a las órdenes de la superioridad, claro... aunque siempre queda algún resquicio para la creatividad. Este año, por ejemplo, cazueleta de hojaldre con fondo de crema de roquefort y picada de oliva, pepinillo y langostino. No estaba mal del todo para ser producto del "rebañe" de algunos recipientes...)
Luego el resto de la comida y finalmente los regalos del amigo invisible que adquiere visibilidad sin demasiado trabajo. Los más pequeños van cayendo tras las sorpresas y los adolescentes, que ya no volverán a cumplir los veintimuchos pero que se niegan unánimemente a abandonar ese periodo de carencias, se van de cafés y de lo que caiga.
Hasta el año que viene si dios quiere.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece el Bostón!