Victoria Recreo





Recuerdo a Ricardo Sala como uno de los mejores profesores que tuve en Bellas Artes. En primero de carrera nos daba una asignatura Preparatorio de modelado, desde la que pretendía hacernos escultores. Ya he explicado varias veces que a mí me tiraba más la pintura probablemente por una cuestión de economía de todo tipo, espacio, tiempo, pasta... pero él me tuvo todo el año y pico de la mili sin aprobarme y solo lo hizo cuando acudí a sus clases de manera más o menos habitual. Cuando debió de considerar que había aprendido algo en el aula.
Ya he publicado en la página el falso Séneca del que me quedé muy satisfecho y que ha acabado como modelo para los principiantes de la academia de Cristóbal Nogués e hijos.




El último ejercicio de clase consistió en que nos retratáramos dos a dos los compañeros de clase. Retraté a Victoria Recreo, con la que coincidí ese año. El modelo era excelente y trabajé a gusto para conseguir el sobresaliente que Sala nunca me daría, especialmente desde que le hice patente mi intención de dedicarme a la pintura...
Recuerdo que del barro conseguí dos copias en yeso, cosa poco frecuente en el procedimiento del vaciado que acostumbra a estropear el original en el proceso. Una de las copias, en yeso blanco, se quedó en el aula y Victoria la vio la pasada semana en Barcelona (También ha sido usada al parecer como modelo para la clase de modelado según me dijo). La otra, patinada como cerámica, está todavía en casa de sus padres y de ella son las fotos que traigo al blog. También recuerdo haber cocido la zona de la cara de barro que desconozco que vida ha llevado.
De este último trabajo de la clase de preparatorio de modelado, también me debí de quedar bastante satisfecho. Cuando lo he vuelto a ver, treinta y tantos años después, me ha sorprendido.


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