Orquídeas



He de reconocer que lo de las orquídeas ha resultado un descubrimiento para mí. Estuve la primavera y una buena parte del verano disfrutando de la floración y la permanencia de esa especie de mariposas blancas en la carmen de metacrilato del comedor, (una de esas que suelen llegar con una colección de libros o similar) tras un invierno de aparente muerte natural.
Pero lo que no me esperaba de ninguna manera era que la muy muy, se pusiera de nuevo a florecer antes de darme tiempo a retirar los adornos navideños. Me dice la florista de abajo de casa que se encontrará bien... pues será eso. Dentro de unos días, espero, podré traer el esplendor de esta planta que encima solo quiere, al parecer, que la dejen en paz y un poco de agua solo de vez en cuando. Eso es más o menos lo que tiene, aparte el sitio.
Y no digo nada de la de tonos violetas de la farmacia de mi pueblo de adopción, de la que traje una acuarela al blog durante el verano, que sigue con su más de media docena de flores tan campante desde finales de julio...


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